Publicado por : Tierra y Libertad lunes, 7 de abril de 2014


Hace 22 años, el  5 de abril de 1992 a las 10 de la noche, las  señales de radio y televisión en todo el país se interrumpieron para  dar paso al mensaje de la nación del entonces presidente Alberto Fujimori. Esa noche Fujimori anunciaba al país la inmediata disolución del Congreso de la República, el otorgamiento de todos los poderes legislativos a la Presidencia, así como la suspensión de gran parte de la Constitución; todas estas justificadas como medidas extraordinarias para superar la crisis política institucional que entonces se vivía en el país. Antes de que  terminara la transmisión los tanques del ejército ya marchaban al Congreso y escuadrones militares eran enviados a las casas importantes periodistas y políticos opositores al régimen, como fue el caso de Gustavo Gorriti y Samuel Dyer quienes fueron secuestrados. Otros escuadrones se dirigían a los principales medios de comunicación buscando silenciarlos. En otras palabras, Fujimori había decretado la disolución de la ya debilitada institucionalidad democrática. Y así nació una de las últimas y más sanguinarias dictaduras de nuestro país.



Hoy, 22 años después, el dictador se encuentra preso por sus crímenes, aunque sigue gozando de indebidos privilegios producto del poder político que detenta su partido y la debilidad del gobierno. El fujimorismo sigue buscando por todos los medios, la anulación de la justicia, la liberación del ladrón y asesino, la negación de sus crímenes y la política del borrón y cuenta nueva.



Recordar y denunciar el 5 de abril es parte de la lucha contra la impunidad y por la democracia, tarea permanente ante la cual no podemos nunca bajar la guardia. La libertad y la democracia no son derechos que podamos dar por descontados. Por el contrario, son derechos que reclaman de permanente reafirmación.



Al recordar y condenar el 5 de abril, también le estamos diciendo a un Alan García que se considera intocable y que no será impune por siempre que Fujimori también se sintió intocable alguna vez, pero que hoy está merecidamente preso. Los que queremos afirmar y profundizar la democracia, al recordar y condenar el 5 de abril le estamos diciendo a Keiko Fujimori que los peruanos y las peruanas rechazamos su pretensión de acceder a la presidencia de la república para liberar a su padre y para volver a los tiempos de la dictadura, del robo y del asesinato.



¡Ni olvido, ni perdón: sanción a los culpables!



Basta ya de Corrupción!



Basta ya de Impunidad!





Lima, 04 DE ABRIL DE 2014.

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